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20 años después: condenas cumplidas y una herida abierta

La tragedia que dejó 194 víctimas y cientos de heridos cambió para siempre la forma de vivir el rock en la Argentina. A dos décadas de aquella noche en República Cromañón, ninguno de los responsables está en prisión. Mientras, el recuerdo de la Masacre sigue marcando a familias, sobrevivientes y una sociedad que aún busca respuestas.

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Por Julio Valenzuela

El 30 de diciembre de 2004 ocurrió la peor masacre de la historia argentina del siglo XXI. Esa noche murieron 194 pibes y pibas durante el recital que la banda Callejeros dio en el boliche del barrio porteño de Once, República Cromañon. Dejó cientos de heridos y familias destrozadas. Dos décadas después, ninguno de los responsables de lo que ocurrió ese noche está en prisión: cumplieron con sus condenas, menos Omar Chaban, quien falleció el 17 de noviembre de 2014, a una década en la que el rock estuvo en la tapa de todos los diarios, pero no por su música sino por el dolor de todo un país.    

Tras aquella noche la sociedad condenó a todo el mundo. Para muchos el mayor responsable fue Chaban, para otros fue la persona que prendió la bengala en un lugar cerrado, están los que acusan a la banda que incentivaba a llevar pirotecnia a sus shows, y claro, los que apuntan al Estado que nunca cuidó a los jóvenes ni se hace cargo de su propia corrupción.

 

Fueron procesados Chaban, Diego Argañaraz (manager de la banda), Raul Villarreal (coordinador del boliche), Lorenzo Bussi (seguridad de lugar), todos los integrantes de la banda Callejeros, miembros de la Policía Federal Argentina (PFA), y ex funcionarios del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Todos bajo distintos cargos, y algunos con embargos económicos.

Tiempos después, la Justicia empezó a investigar la actuación que brindaron las fuerzas policiales y médicas durante el incendio del boliche. En esta causa fueron investigados Aníbal Ibarra, Jefe de Gobierno porteño durante la masacre, y Jorge Telerman, quien ocupaba el cargo de vicejefe en esa época. Ambos fueron sobreseídos en 2008 y continuaron con su vida política como si nada hubiera ocurrido.

 

Alejandro Cano, director general de Operaciones de la Policía Federal, y Martín Galmarini,  médico regulador de turno del Sistema de Atención Médica de Emergencia (SAME), continuaron imputados hasta marzo de 2009 cuando también fueron sobreseídos.

 

Callejeros volvió a los escenarios, aunque no podía tocar en la ciudad de Buenos Aires, y sacaron discos nuevos. Estuvieron en prisión, cumplieron su condena, se separaron, cada uno tomó su propio camino.

 

Eduardo Vásquez (baterista de la banda) en la madrugada del 10 de febrero roció con alcohol a su esposa Wanda Taddei y la  prendió fuego. La joven falleció once días después a causa de las quemaduras. Por el femicidio, Vásquez es el único involucrado en la causa Cromañon que continúa preso. En la actualidad cumple cadena perpetua.   

 

¿Hubo justicia?


 

El 30 de diciembre del 2019 el diario Página 12 publicó una nota del periodista Carlos Rodríguez en la que entrevistó a Jorge Iglesias, Marcelo Parilli y Fernando Soto, los abogados querellantes de la causa Cromañon, para realizar un balance sobre lo que se había conseguido y lo que todavía faltaba a quince años de la masacre.
 

En aquella entrevista, Soto sostuvo que la causa fue “emblemática” porque se condenó a funcionarios. Fueron condenados el subcomisario Carlos Díaz (ocho años de prisión e inhabilitación especial por los delitos de incendio culposo seguido de muerte y cohecho), la ex subsecretaria de Control Comunal Fabiana Fiszbin (cuatro años de prisión), el ex director general de Fiscalización y Control Gustavo Torres (cuatro años) y la ex directora general adjunta de la misma dirección, Ana María Fernández (tres años y seis meses de prisión) por el delito de omisión de deberes de funcionario público en concurso ideal con incendio culposo seguido de muerte.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En relación a las penas, el abogado en aquella nota explicó que la mayoría de los padres reclamaban condenas más altas. “Pero de todas maneras fueron importantes y se han cumplido en todos los casos, por lo menos parcialmente”, porque algunos lograron la libertad condicional.​​

 

Por otro lado, Parrilli expresó que lo que quedó pendiente fueron las responsabilidades de los funcionarios políticos, ya que “sus condenas fueron leves” y sentenció que “esa fue la gran falencia que tuvieron los juicios, que se centraron en las responsabilidades directas”.

 

Iglesias, además de querellante, es padre de Pedro Iglesias, uno de los fallecidos en el incendio de Cromañón, y explicó que “el resultado de los juicios fue tibio”. “Muchas cosas quedaron afuera, pero el resultado fue mucho mejor que lo que ocurrió en otros casos similares”, se expresó al compararlo con la masacre del boliche Kheyvis, donde él también fue abogado de los familiares de los chicos fallecidos aquel 20 de diciembre de 1993, en la que murieron 17 jóvenes y 24 resultaron heridos. En esta causa, la primera sentencia llegó 19 años más tarde.    

Crédito fotografías de portada:
Centro de Información Judicial
Luciano Thieberger / Clarín

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